El cambio climático ha provocado que la mayoría de empresas de transporte marítimo busquen alternativas al combustible actual, el diésel, que contamina los mares y afecta al equilibrio de los ecosistemas. Las nuevas tecnologías han ayudado a conseguir otras formas de carburantes. En este artículo ya hablamos sobre el biodiesel, ahora nos centramos en el gas natural.
El gas natural como alternativa al diésel en el transporte marítimo y terrestre
Se trata de un combustible que no contamina y permitiría una transición hacia una movilidad más limpia, en cuanto a emisiones de co2 se refiere. Los fabricantes son también cada vez más propensos a apostar por este tipo de vehículos, no solo barcos, también los coches pueden ir a gas.
Los últimos datos que publicó la DGT hablan de casi 6.000 matriculaciones de vehículos a gas en España durante el año 2018, algo que representa un crecimiento del 146% respecto a los años anteriores.
- 508 camiones propulsados por Gas Natural Licuado (GNL).
- 96 camiones de Gas Natural Comprimido (GNC).
- 936 furgonetas de GNC.
En total, más de 14.000 vehículos funcionaban con GNL, un incremento del 68% respecto a 2017.
En cuanto al transporte marítimo, se han incrementado los proyectos puestos en marcha con el GNL que cumple con los nuevos límites de azufre que ha establecido la Organización Marítima Internacional.
- 143 embarcaciones en 2018 propulsadas con GNL.
Las desventajas del uso de gas natural
Aunque los expertos apuntan al gas natural como una de las alternativas al transporte terrestre y marítimo, ha nacido un movimiento, denominado “Gas NO es la solución” que apuesta por otras energías más limpias. Una red integrada por asociaciones ecologistas como Greenpeace. Aseguran que el gas natural sería “parte del problema y no de la solución” porque la combustión de hidrocarburos es la causa principal del cambio climático global. De todas maneras, por el momento la mejor alternativa al diésel y sus emisiones es el gas natural.