Uno de los mayores riesgos para la seguridad es conducir bajo los efectos de la fatiga del conductor. Se la relaciona directamente con la somnolencia y está considerada uno de los factores de mayor riesgo al volante. De hecho, en la última encuesta de MiX Telematics, un 64% de los profesionales encuestados aseguraron haber tenido algún incidente provocado por el cansancio.
Los profesionales del transporte son muy proclives a sufrir fatiga ya que esta profesión tiene unas características muy específicas que la hace favorable: largas horas sentados en la misma postura, alto nivel de concentración, necesidad de cumplir con los horarios impuestos, condiciones climatológicas o de tráfico adversas, realización de tareas no relacionadas con la conducción (carga y descarga, trato con clientes), etc.
La fatiga es una señal de nuestro organismo que nos comunica que necesita descansar y dormir. Actuar en contra de los deseos de nuestro cuerpo y seguir con la conducción, pensando que se trata de un estado pasajero, no acabará con la fatiga y puede ser que nos quedemos dormidos o caer en un micro sueño, dando una cabezada que puede tener efectos mortales.
¿Cómo reducir la fatiga del conductor?
Una dieta equilibrada
Los alimentarios desordenados como saltarse las comidas, comer a cualquier hora, picotear algo cada poco tiempo o abusar de la comida basura, unidos al estilo de vida sedentario están también detrás de la fatiga.
- Limitar la ingesta de carbohidratos y cafeína. Estos proporcionan energía a corto plazo pero en poco rato provocan una sensación de hambre intensa.
- Mantener una dieta equilibrada que nos aporte las suficientes calorías en función de la edad, sexo y tipo de actividad.
- No olvidarse de la vitamina C, calcio y hierro. Estos tres nutrientes ayudan al organismo a luchar contra la fatiga.
Alcohol, drogas o fármacos
La ingestión de alcohol, fármacos u otras sustancias reduce la capacidad para la conducción con lo que aumenta las posibilidades de sufrir accidentes. Todas estas sustancias alteran nuestro nivel cognitivo y alteran el nivel de percepción y de atención.
Si bien ya somos conscientes de los efectos del alcohol y las drogas, también debemos prestar atención a los fármacos. Por ejemplo, los antiestamínicos que se toman para las alergias provocan somnolencia, depresión y disminución del estado de alerta. Por lo tanto, si te estás medicando, lee con detenimiento el prospecto o consulta a un médico si debes o no conducir.
Descanso durante la jornada laboral
Los transportistas profesionales tienen la obligación de tomar acciones preventivas durante su jornada laboral:
- No comenzar a conducir si estás fatigado.
- Descansar de forma regular, aprovechando las paradas para caminar o estirar los músculos, así como echar pequeñas siestas de 15 o 20 minutos.
- Ventilar la cabina, ya que un ambiente cargado produce somnolencia.
- Mantenerse hidratado bebiendo agua, ya que la falta de hidratación provoca dolor de cabeza, cansancio y pérdida de atención.
- Intentar conducir durante las horas de luz solar y evitar las horas más calurosas del día.
- Cumplir estrictamente las horas de conducción y descanso.
Es importante, por tanto, salir descansados y tomar consciencia de nuestro estado para saber reconocer los indicios de fatiga, como el picor de ojos, bostezos, cambios continuos de postura y, por supuesto, los cambios involuntarios de carril.
Según el European Transport Safety Council (ETSC) la fatiga al volante causa casi el 20% de los accidentes de los vehículos comerciales de transporte en la Unión Europea. Si se consiguiera reducir la fatiga en la conducción, se podría alcanzar el objetivo de la UE de reducir las muertes por accidente en un 50%.