En la actualidad el gas natural es el principal combustible alternativo para vehículos pesados y todo indica que en el futuro seguirá ganando protagonismo ante la implantación de normativas más restrictivas en materia de emisiones. Y es que el gas natural es un combustible que permite un ahorro del 50% en el coste de utilización, reduce las emisiones de CO2 en más de un 30% y elimina totalmente las de los peligrosos óxidos nitrosos y compuestos de azufre altamente nocivos.
Hay que tener en cuenta la diferenciación entre los diferentes gases que se emplean como combustible. Básicamente son dos los más utilizados: Gas Natural Comprimido (GNC) y Gas Natural Licuado (GNL). El GNC se utiliza habitualmente en las ciudades, de momento es una tecnología poco utilizada en España, aunque ya está más o menos bien desarrollada en Europa. La apuesta de futuro ahora es la del GNL y su utilización en el transporte de mercancías, en los camiones y en los barcos.
El GNL supone un ahorro en el coste próximo al 50%. Y las ventajas en materia medioambiental son realmente espectaculares porque evita el 100% de los azufres y los óxidos sulfurosos, reduce en un 80% los óxidos nitrosos tan peligrosos y rebaja en más de un 30% las emisiones de CO2.
España y el gas natural como combustible
Actualmente, el gas natural se utiliza mucho en otros países europeos, pero en España su utilización es mínima. Se calcula que en nuestro país hay unos 5.000 vehículos impulsados con gas y la mayoría de ellos cumplen funciones de servicios municipales: autobuses urbanos (33%) y camiones de recogida de basuras (28%), según datos ofrecidos por la Asociación Ibérica de Gas Natural para la Movilidad.
Uno de los grandes problemas que trae consigo el desarrollo y fomento del Gas Natural como combustible tiene que ver con la limitada oferta de estaciones de servicio. Es por ello que la UE aprobó en 2014 la Directiva Europea sobre Infraestructuras de Combustibles Alternativos. Según la misma, la Red Europea de Transporte deberá contar como máximo en el año 2025 con una estación de servicio pública de Gas Natural Comprimido (GNC) cada 150 kilómetros, mientras que en el caso del Gas Natural Licuado (GNL) esta distancia máxima se incrementa hasta los 400 kilómetros.
España cuenta en la actualidad con una infraestructura muy avanzada en el caso del GNL, hasta el punto de que en toda la mitad oriental de nuestro país ya se cumplen con los 400 kilómetros aludidos.
El GNL será el futuro combustible profesional en el sector del transporte de mercancías. Las reservas de este combustible son prácticamente inagotables (están garantizadas para los próximos cinco siglos) y, además, se estima que su precio se mantenga mucho más reducido que el gasóleo dado que el número de países productores es muy elevado.