El transporte marítimo tiene gran importancia a nivel europeo, y también internacional, en tanto que contribuye al desarrollo y la cohesión. Pero, a su vez, este tipo de transporte está ocasionando problemas porque las emisiones de azufre que emiten los barcos son altamente contaminantes. Es por ello que la reducción de azufre en los puertos marítimos europeos es de suma importancia.
La reducción de azufre en los puertos marítimos europeos
En 2012, la Directiva 2012/33/UE del Parlamento Europeo modificó la que existía anteriormente, 199/32 del Consejo Europeo. Europa se comprometía en este momento de reducir del 3,5 al 0,5% la presencia de azufre permitida en el combustible de las embarcaciones para el 2020.
Esta medida ya había sido demandada reiteradamente durante los 2000 por asociaciones como Ecologistas en Acción, que pedían:
- Reducir el contenido de azufre en el combustible para embarcaciones marítimas en un 0,5% en los mares de Europa.
- Limitar a un máximo de 0,2% el contenido de azufre en los combustibles usados en el transporte marítimo en los territorios comunitarios, incluyendo los puertos.
- Expandir y mejorar las muestras y análisis de combustible de embarcaciones marítimas y establecer sanciones adecuadas para los infractores.
Esta medida era de suma importancia porque según datos ofrecidos por la Eurocámara, la contaminación atmosférica que procede de los buques provocaba, en el año 2012, alrededor de 50.000 muertes prematuras anuales.
Y se establecieron controles y límites más duros en zonas como el mar del Norte, el mar Báltico y el Canal de la Mancha. En estas ubicaciones de gran tráfico el nivel de azufre en el combustible se estableció que, en 2020, las emisiones de combustible no podrían superar el 0,1%. Se estableció una bajada de 9 puntos; pues en ese momento las emisiones eran del 1%.
A finales de 2016, según El Vigía, la Organización Marítima Internacional (OMI) fijó el plazo de 2020 para el límite global del 0,5% de azufre establecido para el 2020. De esta manera, el calendario de la OMI se alinea con el de la Unión Europea. Ello implica que habrá las mismas normas para los países de la UE y para los países vecinos.