El cuidado y mantenimiento de los frenos de un vehículo es de suma importancia porque es uno de los sistemas de seguridad más importantes –o el que más-. Debemos tener en cuenta que son el principal medio de protección con el que contamos cuando estamos conduciendo en carretera o en vía interurbana.
Los frenos son una de las partes que más se desgastan del vehículo, ya sea por el exceso de uso o por el tiempo, tienen la función de disminuir la velocidad y detener el vehículo; es por ello que debemos asegurarnos, mediante las revisiones pertinentes, de que están en óptimo estado.
A continuación detallamos los diferentes tipos de freno existente y una serie de consejos para mantenerlos en perfecto estado
Tipos de frenos
Los principales tipo de freno existentes son los frenos de tambor y los de disco
Frenos de tambor
Estos frenos están ubicados en la rueda y fueron los primeros en emplearse. A partir de la década de los 60 se empezaron a sustituir por los frenos de disco en el eje delantero.
El problema principal de este tipo de discos es que su capacidad de refrigeración es muy pequeña y tanto su mantenimiento como su montaje es más complejo que el de los frenos de disco. Además, su detención es más súbita y esto puede provocar un mayor peligro de que el coche vuelque.
Son, no obstante, frenos muy eficientes y su desgaste es menor que el de otro tipos de freno.
Frenos de disco
Este tipo de freno puede ir montado dentro de la rueda o fuera de las ruedas. Se caracterizan porque tienen una menor superficie de fricción, pero se refrigeran con más rapidez y su frenada es más progresiva a la par que eficaz.
Como negativo debemos destacar que se gastan con mayor facilidad que los frenos de tambor y que pueden torcerse, agrietarse u oxidarse porque son muy sensibles a factores como la humedad o el polvo.
Como veremos a continuación, debido a su erosión, es importante estar muy pendientes de su estado ya que nuestra seguridad depende de ello
Consejos para cuidar los frenos
– Verificar el estado de los sistemas de frenado al menos cada 20.000 km. Hacerlo cada más podría estar poniendo en peligro la vida del conductor y los posibles acompañantes. En este punto también es importante pensar en la calidad de los componentes que se instalan como el tipo de pastillos, la calidad del líquido de frenos, etc.
– Mantener una velocidad prudente también tiene incidencia directa en el desgaste de los frenos porque no tenemos que pegar frenazos continuamente.
– Cuando notamos cualquier anomalía en el frenado, como, por ejemplo, vibración o temblor al apretar el freno o ruido al frenar debemos llevar el vehículo al servicio técnico porque no está indicando que algo no funciona bien.